martes, 8 de noviembre de 2016

LA ESPERANZA

       ¿Es la esperanza un estado de ánimo? ¿Una gracia de la fe? ¿Ilusión, realismo, imaginación, deseo, optimismo, una emoción o una certeza? 
        Existe una esperanza finita que es emocional y otra puramente racional. Existe también otra esperanza que es infinita y habita en la conciencia integrándose en el comportamiento. 


        Emocionalmente, la esperanza no deja de ser un estado de ánimo optimista que surge cuando lo que se desea es alcanzable. También el razonamiento que se emplea calculando lo que pueda acontecer. Esta esperanza controladora también nace de los deseos del hombre, de su voluntad. Es una esperanza que surge del control que el razonamiento quiere ejercer sobre los acontecimientos: si aplico el razonamiento como una fórmula matemática, calculo las posibilidades, la frecuencia, las variantes, incluso la capacidad personal, conseguiré una esperanza que vislumbra el objetivo que deseo. Es un proceso de la razón por el cual se intentan asegurar los acontecimientos reales con lo que planifiques. Es una capacidad reflexiva que debe ser tenida siempre en cuenta pero sin caer en la trampa de subestimar los sentimientos, la fe, la esperanza incontrolable y el amor, profundidades del hombre que deben ser analizadas después de sentirlas o experimentarlas, nunca antes. La razón debe entender para creer, el corazón debe creer para entender. Dos capacidades que deben estar en equilibrio, no se puede creer de verdad sin razonar, no se puede razonar sin creer. Creer necesita que tenga sentido para poder confiar; razonar necesita tener esperanza más allá de lo que controlas y esperas que ocurra. El mayor problema para distinguir esto es que el ser humano vive del deseo y no de la esperanza, solo abrazamos la esperanza cuando el reto es imposible. Mientras tanto vivimos como si el deseo fuera la realidad y, la esperanza, el milagro. ¡Cómo cambiaría nuestra vida si viviéramos de la esperanza, la esperanza que confía y no nace del deseo! 

       Dejar que el deseo cree falsas esperanzas, es una actitud mágica, que nunca acabarán en la meta de lo que deseamos, siempre será diferente a lo que imaginamos. Comprar un boleto de lotería sin aplicar el razonamiento, crea una esperanza emocional que traspasa la realidad objetiva, crea emociones y deseos, las posibilidades son mínimas, las variantes infinitas, el cálculo no existe. La falsa esperanza se disfraza de esperanza, pero es solo deseo, no aplica el cálculo ni siquiera la confianza en algo que tiene sentido. En la vida existen dos realidades: las que se pueden razonar, calcular o analizar y las que el razonamiento no alcanza, pero que tienen sentido, dan confianza y desembocan en certeza. Unas se basan en el análisis y explicación de las cosas: creo en las ciencias porque me demuestran el cómo. Por otro lado, creo en muchas cosas que la ciencia no puede demostrar, pero me dicen el porqué y tienen un sentido que a mi corazón le da confianza, porque nace de una reflexión y no de un deseo. Tener la esperanza de que DIOS sea una realidad de Amor, no es fruto del deseo. Existe una reflexión muy profunda que analiza las experiencias personales, sentimientos que desbordan nuestra razón, milagros de puro amor, testimonios de los que dicen conocerlo… Existe una historia sin contradicciones de amor y misericordia, transformaciones de personas que experimentan el mismo cambio en su corazón. Es un encuentro con un ser real, que es Amor, Misericordia y Perdón. Utilizo el razonamiento, pero es limitado: solo con él no podemos entender la verdadera fe (creer en Dios, en el prójimo e incluso en nosotros mismos), la esperanza que va más allá de mi realidad, el perdón, la misericordia, el arrepentimiento verdadero y sobre todo el Amor. El razonamiento no entiende y no puede creer. Afirma que todo lo que venga de una esperanza que no se pueda calcular, estructurar o entender desde la razón es una falsa esperanza. ¡Qué limitación para ser libres! 

         Desde el razonamiento, lo explicado anteriormente solo puede ser verdad o una gran mentira, pero precisamente, si uso mi razonamiento, me dice que no hay ni una sola contradicción en los testimonios de fe: todos me hablan con profundidad de cómo es Dios, cómo actúa, de su infinito Amor hacia nosotros, que todo el que lo siente se transforma de igual manera. Siento el perdón como algo que nace del propio arrepentimiento, siento una experiencia muy liberadora de mi propio razonamiento, sobre todo de mi intransigencia cuando tengo razón. Cuando sientes el amor experimentas un total desprendimiento del yo y de tu egoísmo. La propia fe, solo puede ser esperanza nunca razonamiento, si no, ¿cómo podría creer en el prójimo?, ¿en un DIOS que solo quiere lo mejor para mí? A lo largo de la historia, todos los profetas que hablan de Él lo hacen de la misma manera y con un conocimiento profundo, sin contradicciones, ya sea hace 3000 años o ayer mismo. No puede ser una mentira si aplicas el razonamiento, la esperanza y la reflexión, porque todo tiene un gran sentido. Si a todo esto añadimos la piedra angular de los testimonios, que es JESÚS, cobra aún más certeza su verdad, sus mandamientos y su revelación de una intimidad con DIOS. Será difícil de entender, imposible de controlar, pero lo curioso es que JESÚS habla con un gran sentido y verdad de todos esos sentimientos que nuestra razón no puede explicar ni controlar. 

          JESÚS, lo explica y va más allá: crea esperanza con sus palabras, que son de AMOR, de humildad, de integración, de perdón, de valentía, de honradez. Cree en cada uno de nosotros, tiene fe en el hombre y lo confía todo a DIOS, al AMOR. Por el contrario todo lo que nace del hombre en su tendencia a controlar tiene el riesgo de llenarse de interés, egoísmo, fundamentalismo, intransigencia, venganza, arrogancia, soberbia, crueldad, incapacidad para perdonar, y siempre lleno de justificación. Como decía un famoso gánster, “nunca he matado a nadie que no se lo mereciera”, y fueron cientos. Si no aplicamos creer antes de entender, será imposible no despreciar a DIOS. Qué grandeza creer sin ver, creer sin controlar la esperanza, creer sin ser arrogante. La grandeza de la fe consiste en la humildad de creer en alguien que da confianza y sentido, y su trasfondo es un AMOR que crea esperanza. Luego se aplica el análisis y el razonamiento sobre lo que sientes y estarás seguro de que eso que tiene sentido y da confianza, encaja perfectamente con la reflexión exterior e interior de uno mismo y crea certeza. 

          El fundamentalismo nada tiene que ver con esto, en realidad se trata de una esclavitud ideológica que es más importante que el hombre. El hombre pasa a ser un mero siervo de la idea, sometido a la autoridad de los que proclaman la propia ideología. Por lo menos en el razonamiento correcto, la deducción, la reflexión, la verdad aceptada universalmente, y otras más, el hombre está por encima del ideario, aunque el yo sea más importante que el tú. En el fundamentalismo, las dictaduras, las sectas, los intereses políticos, y económicos radicales, en todas estas desviaciones del pensamiento y comportamiento humano, donde el ideario somete al hombre, se puede deducir que es falso aplicando la lógica y sus silogismos sobre sus argumentos, credos o convicciones. Existen verdades aceptadas universalmente como no matar, los derechos humanos, la libertad del hombre. Por otro lado, existen comportamientos no aceptables como la violencia, la imposición, la sumisión, la dominación, la esclavitud, la falta de libertad. Todas estas desviaciones del pensamiento niegan estas verdades y tienen todos estos comportamientos no aceptables. Por tanto, no pueden ser verdad. Aplicando un juicio de deducción y lógica se demuestra que es una mentira, un engaño, y que solo les mueve el odio, el rencor y la venganza, y me imagino que en muchos casos la falta de razonamiento, la pertenencia a algo o su moral de piedra para los demás. 

          Yo puedo creer en la Atlántida, como un misterio posible y atractivo, pero en cuanto aplico el cálculo, la reflexión y la confianza, todo se tambalea. Que Platón presente como una realidad un argumento que procede de alguien a quien su abuelo le contó algo que oyó del propio Solón (un antiguo gobernador griego), a quien a su vez se lo contaron unos sacerdotes egipcios sobre una civilización que existió 9000 años antes que el propio Solón… Todo resulta muy sospechoso, cuando además hay una única fuente en esta historia. Existen muchas posibilidades de que sea una buena invención, como hay muchas, para conseguir un fin. Cuántas veces se ha acusado de esto a la Iglesia, teniendo como tiene muchas más fuentes. 

         Otro caso no menos misterioso son los extraterrestres o seres de otro mundo, donde sí existen numerosos testimonios. Pero también es cierto que todos son muy superficiales, justo llegan a describir unas naves demasiado huidizas de una comprobación objetiva y una descripción de esos seres que en la totalidad de los testimonios es únicamente física, como si la observación hubiera durado unos pocos segundos: son muy altos y van de negro o tienen cabezas desproporcionadas en comparación con el cuerpo, nada que me de confianza para creer, muchas contradicciones y sobre todo un inicio repentino (siglo XX). No tiene un sentido que fundamente y evolucione a través de la historia, no me convence ni en el cálculo, ni el sentido ni da confianza, solo puedo poner como duda la posibilidad, nada más. En un universo inmenso, ¿infinito? No sabría ni describirlo. 

           Las esperanzas que nacen de los deseos, son solo deseos y nunca podrán tener la lógica de la razón ni la confianza de la fe. La esperanza de la fe es totalmente distinta a la razón, no necesita conseguir un fin puntual, sino que lo que percibe o le dicen tiene una lógica y nace en mí una confianza que permanece en el tiempo. Muchas veces se difumina y otras se rechaza esa esperanza porque se busca un fin con la razón o con el deseo. JESÚS no habla de someter al prójimo, de conquistarlo, ni siquiera de convencerlo. Mucho menos de usar la violencia, la sumisión, ni su doctrina está por encima del hombre, es para el hombre. (Aunque muchos hombres han empleado su doctrina para dominar y someter). Deberíamos saber distinguir la verdad de la mentira y los comportamientos equivocados de los acertados. 

            La esperanza infinita es fe, fe que hay que creer y luego entender (evidentemente después de aplicarle la lógica, la deducción, el cálculo, el sentido, la confianza incluso la posibilidad), no vaya a ser deseo y sobre todo no lo hayas entendido antes de creerlo. Es una esperanza que desaparece cuando odias, cuando no tienes fe, cuando eres siervo de las ideas, incluso de las doctrinas, cuando eres arrogante, llevas desesperanza a otra persona y sobre todo cuando matas la esperanza de alguien para siempre. Matar la esperanza de alguien para siempre es una perversión del comportamiento, es una locura del razonamiento y de la falta de fe. Anulando permanentemente su esperanza consigues que DIOS ya no pueda hacer que de las cenizas nazca un brote de vida; no solo has cercenado la esperanza de ese ser en un instante, sino que también has mutilado la esperanza que DIOS tenía en ese ser. Pedir perdón por el acto es un arrepentimiento verdadero pero ¿como devuelves la esperanza? 

             La fe, la esperanza y la caridad son las grandes virtudes teologales. La fe es la respuesta del hombre a la revelación de Dios, la esperanza nuestra confianza y luz del Espíritu Santo, y el amor, el Amor es DIOS. Entre estos tres pilares de salvación vive y actúa JESÚS resucitado, ÉL le da contenido a las tres. Sin ÉL la fe y la esperanza se basarían en una alianza y una promesa de las que el hombre no tardaría ni un segundo en apropiarse y corromperlas, convirtiéndolas en un código de conducta, y sería imposible encontrar el Amor de DIOS. Para llegar a DIOS antes hay que conocer a JESÚS, llenarte de su verdad y mandamientos, dejándole vivir en tu conciencia y en tu corazón. 

       La esperanza de DIOS no se debe entender, solo creer, porque así todo lo que descubras con tu propia fe sabrás que no nace de tu intelecto, ni siquiera de una idea oída en cualquier parte. E incluso la fe transmitida por aquellos que son dignos de tu confianza necesita de una evolución personal. El Amor y la verdad hacen crecer la esperanza por parte de DIOS, y la humildad y la fe por parte del hombre. Dichosos los que crean sin haber visto, no son ingenuos emocionales, sino inteligentes emocionales. De esta fe que es confianza debemos pasar a una fe que es certeza. La esperanza de la confianza es una luz del Espíritu Santo que viene y va según alimentes tu fe con la verdad o la mentira. La esperanza de la certeza es un don de DIOS por el cual el Espíritu Santo vive en ti, junto a JESÚS y el AMOR de DIOS; esto es el encuentro con Jesús resucitado, esto es la fe mística. 

         El ayer es recuerdo, el hoy realidad y el mañana esperanza. Mi esperanza me dice íntimamente que todo es verdad, teniendo total confianza en JESÚS, que es promesa de DIOS, certeza de mis sentimientos, convicción de la razón, evidencia del Amor, seguridad de mi corazón, firmeza de mi fe, certidumbre de mi experiencia, y sobre todo porque en mi corazón resuenan las hermosas palabras de JESÚS: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que lloran porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a DIOS. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de DIOS. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros por mi causa” 
(Mt 5, 3-12). 
    Palabras de amor, palabras de esperanza, palabras de vida eterna.

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